Cruzada de Reparación de los sagrados Corazones de Jesús y María

El Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María aman infinitamente a la humanidad. Si bien también sufren en la misma medida por los ultrajes, blasfemias, sacrilegios e indiferencias de muchos hombres.

«Consuela mi agonizante Corazón difundiendo el apostolado de reparación. Cuando un alma repara sacia la sed que tengo de almas y le aseguró un puesto en el Cielo»

¿Por qué reparar los Corazones de Jesús y María?

Los Corazones de Jesús y María sufren por el pecado del mundo, la indiferencia y el rechazo a su amor. Sin embargo, nos invitan a participar en la obra de reparación a través de la oración, el sacrificio y la entrega amorosa.

¿Cómo lo podemos reparar?

Jesucristo y la Virgen María con las manos al frente rezando.

“Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso” 

(Mateo 11:28)

 

El sagrado corazón de Jesús

“Mira este Corazón que tanto ha amado a los hombres y no es amado” 

Jesús a Santa Margarita María de Alacoque.

 

Promesas del Sagrado Corazón de Jesús

El Sagrado Corazón de Jesús derrama su amor y misericordia sobre aquellos que se consagren a Él con fe y devoción. Sus promesas son un faro de esperanza para quienes desean vivir bajo su protección. 

Algunas de sus bendiciones prometidas:

La Reparación al Inmaculado Corazón de María

Nuestra Madre nos llama a reparar su Inmaculado Corazón, herido por la ingratitud y la indiferencia del mundo hacia su hijo. A través de la devoción de los Primeros Sábados, podemos consolarla y acercarnos más a su Hijo.

Cómo honrar y reparar su Corazón:

Sagrado Corazón de María

«Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará.» 

Virgen de Fátima.

 

La Sagrada Familia, la Virgen María, San José y el Divino niño abrazados.
La Divina Misericordia
La Virgen María rodeada de santos que la coronan.
La Virgen María con las manos al frente rezando.
La Virgen María de Medjugore
San Jose y la Virgen María sosteniendo al Divino niño.
Virgen María Coronada
Jesucristo y el espíritu santo